Tras varias horas atravesando un espeso cielo empezamos a descender; por unos instantes todo se aclara y los últimos rayos de un sol en el horizonte me deslumbran por la ventanilla. Como llegar a otro mundo observamos el contraste del paisaje,
A nuestra izquierda un cielo anaranjado crece mientras unas pocas nubes navegan por el océano; en el mismo instante, girando la cabeza y estirando el cuello para observar la otra ventanilla, aparece una gran extensión de nieve que se funde con el horizonte sin dejar ver su fin
Bajo un negro absoluto, nos dirigÃamos hacia un pequeño pueblo en la costa sur. Pura calma y oscuridad, acompañados únicamente de las pequeñas luces que aparecÃan a los lejos
Todo estaba helado, incluso la carretera a pesar de las idas y venidas de las monstruosas quitanieves. Viajando por rectas interminables, rompiéndote la percepción de las distancias iban apareciendo los diferentes paisajes que caracteriza la isla bajo un idÃlico manto blanco.
Kilómetros de llanuras, parcelas, riachuelos, casas perdidas de tanto en tanto y caballos a la intemperie, sacudiéndose la nieve que empezaba a acumularse en sus lomos.
Empezamos la ruta del primer dÃa visitando algunas cascadas y pasando por Geysir. Saliendo muy pronto para aprovechar las pocas horas de luz que nos ofrecÃa el dÃa y nos robaba la distancia del viaje. Nos sorprendió la cantidad de Tours que ya estaban en marcha en esos momentos y la preparación de sus vehÃculos
Absoluto contraste en todas partes. Aire gélido cortado por las nubes de vapor que salen de los géiser, nieve y hielo cubriendo los pastos, campos y rocas volcánicas, cambios de paisaje y temporal a pocos kilómetros recorridos y una misma sensación de inmensidad que nos rodeó todo el viaje
Atravesando la isla, cambia el paisaje y el clima en poca distancia. Siempre recorriendo la misma carretera que cruza el horizonte y acompaña las montañas, con pequeñas casas a sus pies que parecÃan puro decorado.
Empezando el camino en un pequeño desierto de hielo acabas en una inmensidad de roca negra hasta llegar al Super Dc-3 justo antes de tocar la costa
Acabando nuestro viaje, hicimos una pequeña visita a la capital antes de partir; con la idea de volver alguna vez más. Para seguir descubriendo, observando y conviviendo con las sensaciones que te producen aquella tierra.